martes, 14 de febrero de 2017

LA LIBERTAD

LA LIBERTAD: VERDADERA CONQUISTA DEL SER HUMANO

Según el diccionario de la Lengua Española Everest, “la libertad es la facultad natural de obrar de una manera o de otra, y de no obrar”. Constituye, por tanto, el verdadero logro o meta de la persona humana. El tenerla no es fácil, ni se nos regala por el simple hecho de venir al mundo. Por el contrario, la libertad se debe conquistar. Por esta razón, es que se puede decir: “el que quiere celeste, que le cueste”.
Es así como, pese a los problemas de la vida diaria y a obstáculos de diversa índole, vamos encontrando conquistas de distinto orden social, económico, cultural, etc.
Por lo tanto, el hombre debe estar dispuesto a luchar dentro de sí mismo para mantener su libertad, proveyéndose de armas tan necesarias como los valores, los principios espirituales, morales y, sobre todo, de un autoconocimiento.
Cada persona tiene en su cuerpo y en su salud un tesoro que cuidar, pues somos criaturas divinas, hechas a la imagen de nuestro Creador, con un espíritu en nuestro interior. Es necesario resaltar esto, porque muchos jóvenes — sin autoestima y con patrones de conducta negativos — se comportan de manera autodestructiva y se involucran en múltiples problemas, los cuales se agravan gradualmente hasta llegar a niveles diversos  de autodestrucción. Ello hace que formen pandillas en sus barrios, roben constantemente y se droguen utilizando alcohol, cocaína, PBC, marihuana, etc.
De esa manera, pierden su libertad —pasando a  ser verdaderos esclavos del vicio — y atraen a su vida todo tipo de problemas, involucrando a la familia, su centro de estudio y extendiendo dichos daños a la comunidad.
Este tipo de personas se vuelve irresponsable y pierde el respeto a sí mismo. De este modo, va en contra de su propia dignidad, perdiendo con ello la libertad, pues esta es “responsabilidad en acción”.
A lo largo de la evolución histórica de la humanidad, hemos tenido pensadores, filósofos, e intelectuales notables (Platón, Marx, Kant, Freud, Espinoza, etc.) que han estudiado el comportamiento humano, y decían: “ser libres es conquistar la libertad. Asimismo, según Erich Fromm, cuando una persona encuentra la libertad en su vida, puede elegir libremente entre dos opciones y liberarse de las pasiones irracionales.
Un ejemplo de conducta productiva es la de una persona que opta por luchar en la vida, siendo responsable y digno, convirtiéndose en un ejemplo. Este es el caso de Jorge, un joven que vive en un asentamiento humano y que proviene de una familia de escasos recursos económicos. Él se encuentra estudiando en la universidad pero no tiene recursos para comprar un libro y debe tomar una decisión: o deja de estudiar o decide ir a la biblioteca de su localidad para poder prestarse los libros y leerlos. Asimismo, busca tener amigos de mejor situación económica, que le puedan prestar los libros.
Este es un caso en el que podemos apreciar a un joven que opta por el bien, por educarse y tener un mejor futuro, tanto para él como para su familia: Jorge lucha por su libertad.
También podemos dar un ejemplo de conducta madura y responsable. Pedro es un joven que tiene una enamorada y la ama. No es mujeriego sino que crece y madura responsablemente al lado de ella. Ambos, poco a poco, se desarrollan en la vida, respetándose mutuamente. Este caso, es un ejemplo de la lucha por la libertad para liberarse de las pasiones irracionales.
Si el caso fuera contrario, si se tratara de la adopción de una conducta autodestructiva, si Pedro no luchara por su libertad, si no respetara a su enamorada, se podría convertir en un adicto al sexo y, más aun, podría incurrir en el exceso de faltarle el respeto, teniendo otras enamoradas al mismo tiempo. De esa manera, estaría faltándole respeto a su cuerpo, exponiéndolo a todo tipo de enfermedades y restándole dignidad. Así, habría perdido su libertad y se podría convertirse en un esclavo de sus bajas pasiones e instintos, lo cual lo llevaría a su autodestrucción.
El ser humano, por naturaleza es un ente social, pues no es único en el mundo, ya que convive con los demás. Esta situación implica que todo hombre necesita aprender a vivir socialmente, lo cual lleva a aprender a interactuar de forma positiva con los demás seres en la comunidad.
Etimológicamente, la palabra “societas” significa “compañerismo”. La sociabilidad una atribución esencial del hombre; de allí, que el hombre, en su verdadera naturaleza, sea un ser para los demás. Por tal razón, es vital para él saber comunicar sus emociones y sentimientos adecuadamente. Por ejemplo, si un padre de familia escucha tanto a su esposa como a sus hijos; comprende y da soluciones racionales a los problemas de su hogar, conjuntamente con su esposa e hijos, con ello logrará constituir un hogar armónico y feliz orientado al desarrollo de todos los integrantes de esa familia.
Pero, muchas veces —a pesar de conocer en su vida la belleza de la libertad— el hombre elige con sus actos y conductas el mal camino (hacerle daño a los demás, a su cuerpo, etc.). De este modo, pierde su libertad al no poder conquistar sus pasiones, al no poder superar el miedo que genera su incierto futuro. Para poder luchar por su libertad deberá conquistar su mente, llenándola de valores, principios, pensamientos positivos.
Como bien dice el doctor Ben Jhonson: “Empieza a tener en tu vida pensamientos felices y empieza  a ser feliz. La felicidad es un sentimiento del estado del ser. Tú tienes el dedo en la tecla de sentirte bien. Apriétalo ahora y mantenlo apretado con firmeza, pase lo que pase alrededor”. De esta manera, nos indica cómo el hombre tiene en sus manos la decisión de ser un hombre auténticamente libre y feliz, aun cuando tiene necesidad de metas claras y precisas de lo que quiere. Ello le significa tener un propósito para su vida; aquello que le va permitir vivir, luchar con esfuerzo y tenacidad, para cumplir con el propósito que tiene planteado (se le cierra una puerta y se le abren mil).
El hombre que lucha tiene energía positiva y está conectado con su Dios permanentemente y logra conseguir a través del tiempo sus objetivos y metas planteados.
Uno de los aspectos importantes para poder triunfar en la vida es: “Conocerse a sí mismo”. Sólo a través de un exhaustivo análisis personal, podremos autoconocernos. Y al hacerlo, entenderemos nuestra propia naturaleza, ir mejorándola y comunicar nuestras emociones correctamente, apreciando nuestras virtudes y defectos así como los de los demás.
Para ello, tenemos que hacer uso práctico de los valores morales y cristianos, aplicándolos diariamente. Ello nos permitirá ser consciente de la realidad, pudiendo observar el mundo tal como es, sin anteojeras ni caretas.
Una de las preguntas claves que se hace todo ser humano es: ¿Qué motivo tengo yo o las otras personas para poder seguir viviendo? Las respuestas podrían darse de acuerdo con la calidad de la persona; o sea, si es negativa, sin valores, no tendrá motivos para vivir positivamente y optará por la autodestrucción, experimentando todos los comportamientos negativos sociales (búsqueda de refugio en el alcohol, en la droga, en el abuso sexual, en la ludopatía, etc.). Pero, si es una persona positiva, su respuesta será tal y la llevará a una vida en paz consigo misma y con los demás. Este hecho le permitirá ser digna y productiva.
Para ser libres en la vida, nuevamente el pensador y filósofo Erich Fromm, afirma que “… no podemos ser pesimistas y cancinos, sino todo lo contrario. Sólo pueden ser libres los entusiastas, los que creen en la vida y en su carácter sagrado”. De lo señalado por este pensador, podemos inferir que está hablando indirectamente de la existencia de un poder superior llamado Dios y que los que cultivan en su espíritu y mente pensamientos positivos —visualizándose mentalmente a sí mismos, como personas triunfadoras y hombres de bien—  saben realmente lo que quieren. Estos, a su vez, poseen un sentido real de por qué vivir, lo cual los convierte en seres libres, con independencia, dotados de amor hacia ellos mismos y hacia su prójimo.
El hombre que ha decidido ser positivo, no es ansioso ni desesperado por lo material, pues tiene fe y lleva en su corazón la palabra de Dios:  “Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6, 33). Este pasaje es una gran verdad, pues nadie mejor que Dios sabe lo que nos hace falta.
Otro de los aspectos relativos a la libertad personal es que un hombre libre es aquel que es consciente de su realidad y se adecua a ella luchando por mejorarla sanamente. El hombre que vive alienado, es decir, que no vive su propia realidad sino que imita todo lo que ve en películas, periódicos, televisión, radio, entre otros, no tiene conciencia de su realidad sino que vive una vida falsa y, por lo tanto, ha perdido su identidad y  libertad.

Vivir en libertad constituye el verdadero logro del ser humano, porque sólo así el hombre puede conquistar su futuro y ayudar a los demás. Este es uno de los grandes valores que nos impulsa a luchar.

LA AUTOESTIMA

LA AUTOESTIMA: PILAR CLAVE DEL ÉXITO PERSONAL

El hombre es creación de Dios, el mismo que, sin lugar a dudas, representa la inteligencia y el poder supremo universal. Por tanto, lo adecuado para el comportamiento del hombre es ser consciente de que tiene en el interior de su cuerpo el espíritu de Dios y, en consecuencia, es criatura divina. La palabra de Dios lo reafirma cuando señala: ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo, Dios lo destruirá a él”.(1ra. Corintios, 3, 16). De esa forma clara y directa el Creador nos indica lo vital que debe ser el respeto del hombre a sí mismo, a través del equilibrio cuerpo-mente, porque en la vida, algunas veces, se puede ser un hombre sano físicamente pero emocionalmente puede estar lleno de odio, amargura, envidia, deseo de venganza, rencor, etc.
Todo ello se complica más cuando no sabemos comunicar ni identificar nuestras emociones. Por ello, para poder mantener una adecuada autoestima, tenemos que estar conectados a Dios permanentemente a través de la oración y la meditación, y cumplir en la vida diaria con las ordenanzas y estatutos, establecidos en la Biblia, porque la Biblia misma nos señala: “Y todo cuando pidiereis en oración si tenéis fe lo alcanzarás” (Mateo 21, 22).
El doctor Wayne Dyer, conocido en el mundo por ser autor de uno de los grandes libros para el comportamiento psicológico, Tus zonas erróneas, sostiene que “si te faltas respeto a ti mismo, no solo faltas el respeto a una de las mayores creaciones de Dios, sino a Dios mismo”. Otros investigadores han descubierto que se pueden tener avances en el comportamiento humano por medio de la famosa ley de atracción. Esta nos indica que podemos atraer lo bueno a nuestra vida, siempre y cuando nuestra mente y espíritu esté en armonía con el Creador, cuya energía es permanentemente positiva, llena de amor, paz y bondad hacia los seres humanos.
Asimismo, el prestigioso mentalista Michael Bernard Beckwith, manifiesta que “cada vez que alguien tiene un pensamiento o piensa prolongadamente de una manera, se está produciendo un proceso de creación, algo se manifestará de esos pensamientos, de tal manera que si lo ves en la mente lo tendrás en la mano”. Es así como, por medio del pensamiento positivo, podemos ayudarnos en la consolidación de nuestras vidas.
Más aun, el doctor Joe Vitale nos indica: “Es importante que te sientas bien, porque este sentimiento es la señal que emites al universo y atrae más de lo mismo hacia a ti, así que cuando mejor te sientas más atraerá las cosas que te ayudarán a sentirte bien”.
Todos estos aportes intelectuales, manifiestan con claridad la importancia de tener pensamientos sanos y positivos en medio de nuestras vidas. De esta manera, podremos contar con el apoyo de Dios, el mismo que guiará nuestros pasos en el caminar por la vida y te llevará a ser una persona de éxito.
En consecuencia, tenemos que señalar, claramente, que si tienes o has tenido una forma de pensar negativa y autodestructiva en tu vida debes comenzar por romper con tu pasada forma de pensar. En esta perspectiva, tienes que empezar a luchar para cambiar tus pensamientos. Ello no será sencillo, pero tienes que persistir para que, gradualmente, logres cambiar tu mente negativa a una mente positiva. Así, experimentarás un cambio en tu vida, la misma que será más agradable y placentera de acuerdo con tus avances.
El doctor Prentice Mulford sostiene que, “a menos que te llenes a ti  mismo, no tendrás nada que dar a los demás. Por tanto, es imprescindible que primero cuides de ti”. En este mismo sentido, la psicóloga Lisa Nichols afirma “… que la única responsable de tu felicidad, de tu estado de ánimo y de dicha total eres tú. Por eso ni siquiera tus padres, hijos, ni tu pareja tiene control alguno sobre ti mismo”.
De lo explicado, podemos ver con claridad que nuestra felicidad y alegría en la vida reside en nuestro interior y depende de nuestras decisiones internas cambiar. En consecuencia, a través de una mente positiva, atraerás bendiciones a tu vida, el Creador estará a tu lado y ningún obstáculo, por grande que sea, impedirá tu felicidad. Referente a esto, Jesús nos indica: “Si tú estás conmigo, ¿quién está contra ti!”.
Es necesario señalar la importancia de la meditación para la consolidación de una mente positiva. Al respecto, Wayne Dyer dice: “La meditación es una forma de experimentar lo que no pueden percibir los cinco sentidos”. Es por eso, de vital importancia meditar profunda y diariamente, de manera tal, que empieces un cambio de pensamiento interno, que te permita recibir la ayuda de la suprema inteligencia universal, Dios.
En la historia de la humanidad, uno de los más grandes científicos Albert Einstein —al verse maravillado del equilibrio y armonía de la creación— manifiesta: “Dios no juega a los dados”. Ello significa que el universo tiene un porqué, una razón de ser, un equilibrio y una armonía fascinantes.
Finalmente queremos decir que es vital en el hombre el aseo personal, la limpieza e higiene, los buenos modales, la práctica de algún deporte (básquet, fútbol, pesas, gimnasio etc.); asimismo, la lectura de libros edificantes y constructivos, de superación personal, siendo a nuestro criterio la santa Biblia, un libro donde se hallan todas las respuestas a las preguntas del hombre. Mediante su lectura, se llena nuestra mente de pensamientos positivos u se hace realidad y visibiliza el refrán popular: “mente sana en cuerpo sano”.
La frase bíblica “Ama al prójimo como a ti mismo”, nos impele a que valoremos a nuestros hermanos sin ninguna distinción; pero también a que nos amemos a nosotros mismos, que cuidemos, por ejemplo, de nuestra manera de vestir, así que el ser un hombre pobre no es excusa para andar sucio, desordenado y mal vestido. Si la persona tiene posibilidades de utilizar la cromática al vestir, enhorabuena. Asimismo, es vital evitar las malas palabras y las lisuras y siempre tener presente, el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, quien en todo momento, andaba con sus túnicas impecables, limpias, pulcras y poseía, entre uno de sus varios atributos, la templanza, o sea el dominio de sí.

Por ello, para ser hombre de éxito debemos actuar con corrección y ser positivos en el fondo y en la forma. Igualmente, siempre debemos tener presente el texto bíblico: “Digo pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de si con cordura conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”. (Romanos, 12, 3).

LAS EMOCIONES


IMPORTANCIA DEL CONOCIMIENTO DE LAS EMOCIONES EN LA PERSONA HUMANA

A lo largo de la historia de la humanidad, uno de los temas más estudiados y analizados por diferentes científicos, filósofos, mentalistas, o psicólogos, es el de la emoción, ya que de ella depende nuestro equilibrio emocional, es decir, nuestra paz interna.

Pero ¿qué es la emoción? Sobre ella se han pronunciado diversos especialista y, en razón de sus reflexiones, podemos concluir que se trata de “cualquier agitación y trastorno de la mente, sentimiento, pasión; cualquier estado mental vehemente o excitado”.
En el interior de nuestra propia mente, coexisten miles de emociones así como diferentes combinaciones de ellas.
 A continuación, para un mayor conocimiento y difusión de las emociones, presentamos algunas de las familias básicas, conocidas y aceptadas por diferentes investigadores:

·   La ira, a la que pertenecen también la furia, ultraje, el resentimiento, la cólera, el odio, la irritabilidad.
·   La tristeza, cuya familia también es integrada por el miedo, el terror, el pavor, el nerviosismo, la fobia y el pánico.
·   El placer, con el que se relacionan la diversión, la alegría, la felicidad, la satisfacción, la gratificación, el placer sensual y el éxtasis.
·   El amor, a cuya familia pertenecen la adoración, la simpatía, la amabilidad, la afinidad y la aceptación.
·   La sorpresa, con la que se asocian el asombro, el desconcierto y la conmoción.
·   El disgusto, que se puede manifestar en la  aversión, el desprecio, la repulsión y el menosprecio.
·   La vergüenza, relacionada con el  arrepentimiento, la mortificación, la culpabilidad, la molestia, la humillación, etc.
El hombre es un ser muy complejo y complicado. Dentro de su mente puede albergar las más insospechadas emociones. Más aun, los seres humanos  somos como una caja de Pandora: con frecuencia, cuando nos  abrimos ante los demás sacamos las más pestilentes emociones, el veneno mental y, lo que es peor, ni siquiera nos damos cuenta de que estas emociones residen en nosotros. Por ello podemos afirmar que no nos conocemos a nosotros mismos. Muchas veces, nuestro comportamiento social está lleno de estas emociones: iras, resentimientos, deseos de venganza, furias, etc. En el diario vivir, estas emociones ocultas empiezan a salir a la luz ante la presencia de un hecho concreto que origina la detonación. Y estas emociones, ocultas, negativas, se convierten en algo inmanejable, incontrolable y algunas veces lamentablemente trágicas.
Yo puedo decir:  “No me cae tal persona, porque me hace recordar a mi padrastro que golpeaba a mi madre”. Pero como yo no me conozco a mí mismo en mi lado emocional y, por lo tanto, no puedo controlar mis pensamientos y mis sentimientos, agredo a esta persona, por el solo hecho de parecerse a mi padrastro. Y, al agredirlo sin ninguna razón, me estoy convirtiendo en un peligro social, en un tipo agresivo y belicoso que actúa sin pensar, movido por emociones de odio, desprecio y resentimiento.
Las personas con este comportamiento, se convierten en seres irracionales. No tienen en cuenta que deben actuar como seres pensantes y visualizar sus malas emociones internamente y eliminarlas mentalmente, a través de la práctica de dicho proceso mental.
Así, pues, para tener un comportamiento ideal y correcto, debemos aprender a conocer nuestras emociones, nuestros sentimientos; a entender cómo se perciben estas dentro de nuestra mente. Y, sobre todo, aprender a manejarlas en la vida diaria y ante situaciones determinadas. Es necesario entender, que debemos de aprender a bloquear nuestras emociones cuando estas son negativas  (cólera, aversión, fobia, etc.).
Las emociones que residen en nuestra mente se manifiestan en impulsos que nos llevan a actuar. Son como planes instantáneos que nos permiten enfrentar la vida, los cuales nos han sido inculcados, según las investigaciones de Daniel Goleman.
La palabra emoción proviene del verbo latino “motere” (‘mover’), al cual se ha adicionado el prefijo “e” (‘desde’). Esta etimología nos sugiere que, en toda emoción, está implícita una tendencia a la acción.
Actualmente, con el avance de la tecnología y la ciencia, el funcionamiento del cerebro ha sido estudiado en detalle por diferentes investigadores. De entre ellos, Daniel Goleman es quien nos indica que, con la emoción de la ira, la sangre fluye en las manos y así resulta más fácil tomar un arma o golpear al enemigo; así mismo, que el ritmo cardiaco se eleva y hay un aumento de la adrenalina, la cual genera un ritmo de energía lo suficientemente fuerte para generar una acción vigorosa. Del mismo modo, el tener una cólera intensa nos puede subir la presión arterial, aumentando nuestro ritmo cardíaco, lo cual —dependiendo de la intensidad y la frecuencia— puede llevar al infarto o al derrame cerebral.
Cuando una persona se percata de que tiene tendencia constante hacia la emoción de la cólera, es necesario que tenga un nivel de prevención y prudencia consigo misma. Por esta razón, debe evitar en su vida diaria el tener emociones intensas que le puedan causar un daño irreparable.
De todo lo explicado, es vital para un ser humano, joven o adulto, tomar conciencia de sí mismo, de tal manera, que pueda reconocer las emociones y los sentimientos que alberga en su mente. De este modo se le hará posible expresarlos de una manera adecuada. Por ejemplo, si sientes celos por una persona, puedes identificar tu emoción y hacer conciencia de si tiene una base real o es producto de tu imaginación sin razón alguna.

Una emoción  mal manejada puede llevarnos a cometer diferentes grados de agresión a otro ser humano, pudiendo llegar hasta un crimen pasional. De ahí que la famosa frase “pensar antes de actuar”, nos va ayudar mucho en la vida. Asimismo, el conocerse a sí mismo va a ser de vital importancia, de tal manera que podamos encontrar nuestras fortalezas y debilidades internas, y así llegar a obtener el debido autocontrol y dominio personal. Con ello conseguiremos evitarnos un sin fin de problemas en la vida.
La sociedad, en estos tiempos, está plagada de violencia de todo género. Al interior de las familias no existe comunicación; no se sabe expresar con propiedad las emociones y sentimientos. Ello está generando un cuadro dramático a nuestra vida social. A este respecto, podemos mencionar la existencia de padres que saben cómo hacer que sus hijos se sientan queridos, no se comunican con ellos, ni son capaces de expresarse mediante ni siquiera mediante una caricia física. Menos aun, son capaces de aconsejarlos acerca de  cómo comportase en la vida.
Por otro lado, los hijos, al no hallar cariño y comprensión y no ser escuchados dentro de su célula familiar, almacenan en su interior todas sus emociones y sentimientos y no liberan dicha energía. Este es el caso de aquellos infantes que tienen problemas en el colegio —los cuales  podrían ser fáciles de solucionar mediante el diálogo con sus padres— y no hallan cómo solucionarlos. Estos problemas, con el paso del tiempo, van creciendo hasta llegar a ser inmanejables.
Es por ello que empiezan a buscar la compañía del barrio o de la pandilla. Allí encuentran que son escuchados y comprendidos, dentro de la hermandad pandillera, sin darse cuenta se van introduciendo en un submundo que va a generarles un problema mayor.           
Dentro de estas pandillas, se van volviendo seres marginados y comienzan a adoptar patrones de conducta negativos, los mismos que gradualmente los van llevando al consumo de alcohol y drogas; a la realización de robos, asaltos, etc. para conseguir el dinero para comprar;  e, incluso, a la ruptura máxima del patrón social como es el asesinato.
El cuadro mencionado tiene su origen en la falta de diálogo familiar y, sobre todo, en el desconocimiento de las emociones que se presentan en cada una de las personas y en el interior del hogar.
Actualmente son tiempos de escasez de fe y pérdida de valores. Por esta razón, es necesario estar conectado diariamente con Dios, a través de la oración y la meditación; la lectura de la Biblia; la práctica de las enseñanzas en la vida real. Y ello porque el espíritu de Dios que mora en nosotros empieza a guiarnos; a orientarnos en nuestros actos, en el manejo emocional; refrena nuestra lengua; apacigua la ira, el dolor y la pena; y nos impulsa a ser otras personas, convirtiéndonos en criaturas nuevas al renacer espiritualmente.
Hoy en día, hay mayor necesidad de conocimiento de la palabra de Dios. “Porque se levantará Nación contra Nación y Reino contra Reino y habrá pestes y hambre, y habrá terremoto en distintos lugares”. (Mateo 24:7). Y como todo ello ya ha ocurrido y sigue ocurriendo, la responsabilidad del hombre de este tiempo es mayor por lo que tiene que aprender a conocer y controlar sus emociones y sentimientos negativos.
Seguidamente, presentamos algunos consejos proporcionados por Daniel Goleman, que pueden ayudar en la vida diaria a tener autocontrol y dominio personal, ante actos que nos generen cólera, ira o cualquier emoción negativa.
Para ello, nuestra herramienta va a ser el manejo del pensamiento. Debemos pensar:

1) Detente, cálmate y piensa antes de actuar.
2) Cuenta el problema y di como te sientes.
3) Proponte un objetivo positivo.
4) Piensa en una cantidad de soluciones al problema.
5) Piensa en las consecuencias posteriores.
6) Practica el mejor plan que has estructurado.
Wayne Dyer afirma que hay que repetirse a sí mismo, en su propia mente: “Yo puedo controlar mis pensamientos. Mis sentimientos provienen de mis pensamientos. Por tanto, yo puedo controlar mis sentimientos. De esa forma yo puedo elegir cómo sentirme”. Con la internalización permanente y la práctica de estos pensamientos en tu mente, conseguirás sentirte como una persona capaz de controlarte.
También, dentro del campo de las emociones, existe una habilidad social clave que se tiene que aprender a manejar: “La empatía”. Esta es la capacidad de comprender los sentimientos del otro y respetar su manera de pensar.
De la práctica del control de las emociones y pensamientos, vamos a obtener el crecimiento espiritual, el cual nos llevará a obtener, como dijera Pablo “Los frutos del espíritu (los cuales son): amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza”. Es a partir del conocimiento y de la residencia de estos frutos en tu mente que vas a poder entender que has comenzado el camino que te conducirá a una vida plena de felicidad.


LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y SU CONEXIÓN CON LA ESPIRITUALIDAD

En los actuales momentos, vivimos tiempos muy difíciles, en los que la célula fundamental de la sociedad, la familia, se ve bombardeada y amenazada en su supervivencia. Ello es debido a diversos factores que van desde lo económico (los bajos sueldos, la falta de empleo, la subida de precio de los productos básicos, etc.); pasan por lo social (delincuencia juvenil, pandillas, violaciones, asaltos, etc.); y por lo cultural (el exceso de revistas y pasquines con mala información y orientados a la pornografía, etc.).
Ante este panorama social, por el que atraviesa nuestro país, y la evidente falta de fe y de valores en la mayoría de la población      —aunado al escaso conocimiento de herramientas de autoayuda, que nos permitan conocernos mejor— hemos emprendido este trabajo con la finalidad de suplir esta deficiencia.
Las emociones centrales del ser humano como el temor, la ira, la tristeza y el placer se expresan en el rostro humano y son reconocidas casi por todos los pueblos del planeta; desde los altamente industrializados hasta aquellos con un escaso nivel de desarrollo.
En este contexto, lo primero que haremos es definir qué se entiende por inteligencia. Esta se entiende como “la facultad de comprender, la capacidad mayor o menor de saber o aprender”.
Desde el punto de vista, el hombre es un ser complejo y difícil en su mente y no hay aún respuestas claras sobre cómo clasificar sus emociones. Sin embargo, lo que sí podemos aseverar es que un hombre que posee inteligencia emocional, sabe manejarse correctamente, respecto de sí mismo, logrando un equilibrio en su yo interno, mejorando su relación con los demás, llegando a conocer con claridad sus sentimientos y emociones, y manejándose de la mejor manera.
Las ciencias psicológicas y psiquiátricas, a pesar de sus avances, no dan todas las respuestas requeridas por el hombre. Hay emociones aún no estudiadas y profundizadas. Al respecto, en su libro Inteligencia Emocional, el ya referido  profesor, Daniel Goleman, menciona: “Respecto a las emociones ¿qué podemos decir de las virtudes como la esperanza, la fe, el coraje, la indulgencia, la certeza y la ecuanimidad? La respuesta es ‘no hay aún respuestas claras y exactas’. Por tal razón, consideramos que el hombre debe estudiarse científicamente, desde su visión emocional y sentimental, pero sin dejar algo básico para el desarrollo humano, el conocimiento de la palabra de Dios, la que le va a permitir nutrir su espíritu y crecer, que es uno de los principios fundamentales del cristianismo.
Dentro de las habilidades consideradas por la inteligencia emocional se encuentran el autodominio, el celo, la persistencia y la capacidad para motivarse a sí mismo. Y es justamente en este aspecto donde vamos a incidir, o sea, en la capacidad que tiene una persona para motivarse.
Es en esa fuerza interior en la que algunas personas tienen su fortaleza ya que —pase lo que pase, problema o dificultad que se  presente— nada las derribará pues su fuerza no está en lo físico, sino que proviene de su interior; o, más claramente, de su espíritu. Sin lugar a dudas, el hombre que está conectado con la mente universal, creadora de todo, Dios, obtiene su energía positiva a través de la fe; y esa creencia que está por encima de cualquier razonamiento humano, cosa o poder material, es la que le permite obtener fortaleza espiritual.

En tal sentido, pensamos que es positivo y favorable para una persona conocerse a sí misma emocionalmente, tanto internamente como en su relación con los demás. Sin embargo, dada la dimensión espiritual del hombre, ello no le bastará ni lo llenará totalmente. La esfera espiritual propia del hombre está por encima de cualquier ciencia o conocimiento humano. La prueba concreta de ello es que a través de la historia han ocurrido milagros, sucesos que no pueden ser explicados por la ciencia; y, más aun, todo el avance tecnológico no hace capaz al hombre de darles una explicación.
En la historia de la humanidad, hubo una persona que dividió la historia en antes de él y después de él. Fue Jesucristo. Hizo milagros como resucitar muertos; entre ellos, a Lázaro. Más aun, realizó también varios milagros que no pueden ser ni siquiera pensados por la ciencia. No obstante ello, la mayoría de personas han perdido la fe.
Pero, ¿qué es la fe? La respuesta la hallamos en el Nuevo Testamento: “La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. (Hebreos 11, 1)
En la actualidad, la ciencia nos habla de la existencia del calentamiento global. En los próximos treinta años va a haber una serie de cambios climatológicos, que causarán desequilibrios geológicos alarmantes. Uno de ellos es el derretimiento de los cascos polares, lo cual va a traer trastornos a todo el planeta.
¿Por qué en la Biblia, dos mil años atrás, ya se hablaba de estos temas? ¿Cómo pudieron saber de estos temas los personajes de la Biblia? ¿Cómo es que sabían que los tiempos  iban a pasar rápido? En la Biblia hay evidentes señales científicas que deben ser tomadas en cuenta.
 Actualmente, nuestras sociedades viven tiempos de crisis de fe, a pesar de que existen libros como la Biblia que muestran hechos evidentes de una visión superior de las cosas. El hombre de hoy adolece de falta de diálogo consigo mismo, con su familia, y con los demás. Desconoce sus emociones y sentimientos; y, lo que es peor, no sabe cómo expresarlos. A esto se aúna el desconocimiento de la palabra de Dios.
Todo ello ha permitido que el ser humano pierda el sentido de vivir y tenga una visión materialista de la vida. Él cree que la vida solo significa conseguir logros económicos, profesionales, etc., lo cual no le permite descubrir la luz interior que posee. Por ello  vive en la oscuridad. No obstante, brilla siempre la luz de la esperanza para el cambio personal y de la humanidad. Esa luz es el conocimiento de Dios.
Respecto a la complejidad del hombre, el doctor Wayne Dyer, autor del libro Tus Zonas Erróneas sostiene que al hombre se le ha concedido un cuerpo perfecto para alojar su ser interior invisible durante unos breves momentos de eternidad.¿Qué debemos hacer entonces para recibir la ayuda de Dios en nuestras vidas? La respuesta es fácil, y es sacada del Nuevo Testamento:
1)  PIDE (da una orden al universo, deja que el universo sepa lo que quieres. El universo responderá tus pensamientos).
2)  TEN FE (confía que ya es tuyo lo que pides. Ten una fe a toda prueba)
3) RECIBE (Empieza a sentirte cómo te sentirás cuando te sea dado lo que pides)
4) DA GRACIAS (Este último paso es importante: da gracias a Dios por todo lo que hace por ti)
Asimismo, la científica Rhonda Byrne, en su libro El Secreto, nos recuerda a Mateo 21: 22, cuando nos dice: “Y todo cuanto pidiereis en la oración, si tenéis fe lo alcanzarás”. Asimismo, el Pastor Evangélico Martín Luther King nos dice: “Da el primer paso con la fe. No tienes por qué ver toda la escalera. Basta con que subas el primer peldaño”.

Todo este aspecto, referente a la fe, tiene que basarse, complementariamente, en la autodisciplina y en la capacidad de motivación de cada uno para conseguir las metas que se propone.

LA EMPATIA


LA EMPATÍA
 HABILIDAD SOCIAL VITAL PARA TRIUNFAR EN LA VIDA

La empatía es una habilidad social importante para el ser humano. Deriva de la inteligencia emocional. Puede ser entendía como la capacidad de una persona para comprender a las otras personas en sus emociones positivas o negativas; es decir,  “ponerse en los zapatos del otro”.
La vinculación entre la empatía y la preocupación es evidente y estrecha pues sentir el dolor del otro en carne propia, lleva a preocuparse por la otra persona y a sentir lo mismo.
La empatía, pues, se constituye sobre la conciencia de uno mismo. Cuanto más abiertos estemos a nuestras propias emociones lograremos dominarlas y seremos más hábiles para interpretar los sentimientos de los demás. El no poder percibir los sentimientos del otro, es un déficit de la inteligencia emocional.
Dentro de la célula familiar, un padre de familia comprensivo sabe lo que sienten su mujer y sus hijos; está pendiente de sus sentimientos y de sus necesidades; y les da lo mejor que tiene, fomentando el diálogo y la comprensión. Y, cuanto mayor conocimiento de sus emociones tiene el padre, mejor sabrá darle a su familia lo que le gusta, lo que le agrada y lo que le conviene.
A este respecto, Daniel Goleman ha hecho una observación importante: “Las emociones de la gente rara vez se expresan en palabras. Es más frecuente, a través de otras señales como el tono de voz, los ademanes, las expresiones del rostro, etc.”. Por ejemplo, si una persona le dice a otra que está alegre y contenta, pero la expresión de su rostro no denota ello, podríamos conocer, por las expresiones de su rostro, su verdadera emoción.
El hombre no puede ocultar sus reales emociones y sentimientos. Hay otros factores que permiten sacar a luz la verdad. Paul Mc Cartney, por ejemplo, en una aparición pública, mostraba un rostro de tristeza y pesar. Ello hacía inocultable su drama interior: las consecuencias del divorcio de su esposa. La separación de ella lo había afectado emocionalmente.
Las personas que poseen la habilidad y sensibilidad para captar y percibir las emociones de otros, a través de gestos, ademanes, tono de voz, tienen la particularidad de poseer un trato especial con los demás. Son capaces de decirles las cosas que realmente les convienen y, por lo tanto, encuentran mayor sintonía para su mensaje.
Los estudios psicológicos, por su parte, indican que la empatía puede rastrearse desde la infancia. Así, los bebés reaccionan ante la perturbación de quienes lo rodean, como si esa perturbación fuera algo propio, pues los bebés lloran cuando ven las lagrimas de otros niños y recién cuando tienen un año logran percibir que la tristeza no es de ellos sino de las otras personas.
Podemos apreciar, además, que la naturaleza humana nos muestra que el hombre es un ser social. No es feliz, por lo tanto, él solo, sino que encuentra la felicidad junto con los demás y es allí cuando se realiza.
Para los griegos, la palabra “empatheia” significa ‘sentir adentro’, ‘sentir en profundidad’. Se refiere, pues, a la posibilidad de entender las emociones que pasan por la cabeza del otro.
La vivencia de la empatía en la infancia es sumamente importante. Sobre esto el doctor Stern ha dicho que de todos los momentos más críticos en la vida de un niño, los más importantes son aquellos en los que hace empatía con la madre. Esto hace que perciba que sus mensajes son recibidos, aceptados y correspondidos. Este proceso se llama “sintonía”.
La sintonía afectiva entre la madre y el niño es importante para la vida del hombre. Esta empatía permite que las personas sean más seguras de sí mismas y más equilibradas. Son muchos los casos en que los padres que no tienen empatía con sus hijos, sobre todo en la niñez, hacen que sus niños comiencen a no expresar sus emociones y, más aun, que anulen diversas emociones del repertorio de sus relaciones íntimas.
Una niñez traumática en el lado emocional es perjudicial para el futuro del ser humano. Estudios criminalísticos recientes han demostrado que los delincuentes que cometieron los crímenes más crueles y violentos provenían de un hogar adoptivo o de orfanatos.
Así, pues, podemos apreciar lo vital que es la infancia en el hombre; el cariño, el afecto, la comprensión, el diálogo. Uno de los aspectos que debe erradicarse con los programas de ayuda al ser humano es la negligencia emocional.
De esta manera, la sociedad se previene y protege de futuros crímenes violentos y de desordenes sociales. El doctor Stern confirma esta tendencia al anunciar que “las relaciones reparadoras a lo largo de la vida, amigos, parientes o psicoterapia, remodelan constantemente el modelo operativo de las relaciones”. De esta manera, el desequilibrio generado en algún momento de nuestras vidas, en la niñez por ejemplo, puede corregirse más adelante, puesto que la vida es un proceso continuo de aprendizaje.
Es necesario, en consecuencia, indicar que todos estos aspectos científicos también se encuentran mencionados en la Biblia. “Ama al prójimo como a ti mismo”, por ejemplo, nos indica que debemos comprender a los demás como queremos que nos comprendan. De esta manera, podemos madurar espiritualmente y podemos vivir con los frutos del espíritu, como nos indica San Pablo.

La empatía en el ser humano es sumamente importante. De no tenerla, el ser humano no se realizaría plenamente y viviría generando cada vez más conflictos sociales.

EL STRESS



EL ESTRÉS
 LA ENFERMEDAD DEL SIGLO XXI

El estrés, es denominado la enfermedad del siglo XXI. El hombre se siente avasallado por la velocidad del avance tecnológico y de la ola del conocimiento. Aunado a esto, se presentan cuadros climáticos alarmantes, desequilibrios ecológicos y problemas para la subsistencia de la familia.
Ante todo este cuadro, aparecen en el hombre sentimientos de ansiedad, nerviosismo, preocupación por tener que asumir la responsabilidad de conducir su vida en un contexto social adverso. Toda esta situación hace que el hombre genere estrés en su mente.
La ciencia ha demostrado que existe una relación entre el estrés y las varias enfermedades. Por ejemplo, el doctor Bruce Mc Ewen, de la Universidad de Yale, en sus estudios sostiene que el stress produce “la alteración de la función inmunológica hasta el punto de acelerar la metástasis del cáncer; y el aumento de la vulnerabilidad a infecciones virales como la gripe, la ulceración del aparato gastrointestinal, un desgarramiento del sistema nervioso y del sistema cardiovascular, etc.” Es a consecuencia del elevado costo de la salud, como consecuencia del estrés, que últimamente están proliferando técnicas de relajación que disminuyen la aparición del estrés.
Pero tenemos que observar con claridad, que el estrés es producido por un pensamiento negativo. Por lo tanto, son nuestros pensamientos los que nos producen el estrés y no son los problemas, pues existen personas que pese a tener un sin  fin de problemas permanecen tranquilos, serenos y poseen una visión diferente del mundo.
Por lo general, las personas que sufren estrés tienen su mente llena de pensamientos como “el éxito se mide por el dinero y por lo que acumulas”. Pero como dice la palabra de Dios, el enfrentamiento de las dificultades requiere del encuentro con Dios: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. (Mateo, 11, 28-30).
Por ello, como solución al estrés, nerviosismo, ansiedad, la preocupación ante los problemas de la vida, planteamos el crecimiento espiritual progresivo, que empieza por tener pensamientos positivos y empezar con la lectura de la Biblia cada día. De esta manera, empezaremos a liberarnos de este flagelo.
No te sientas bien porque el mundo vaya bien, sino que tu mundo debe ir bien porque tú te sientes bien, que es lo que realmente importa.
En una persona positiva, con pensamientos positivos, no se conoce el estrés porque no existe el pensamiento que convoque a la duda frente a lo que queremos ser. Por otro lado, la persona que lleva una vida digna, con valores y principios cristianos, es más segura de sí misma y posee fortaleza espiritual; tiene fe en sí mismo y en Dios; y, ante las inevitables adversidades y problemas de la vida, tiene su fe, en Dios: “Un escudo y armadura que lo protege”.

En la actual coyuntura mundial, donde los valores han sido trastocados y dejados de lado, hay pérdida de fe y mucha corrupción. Una persona que se dice un buen cristiano y desea evitar caer en estrés, debe leer y practicar lo que nos dice  el Nuevo Testamento, en Efesios, capítulo 6, versículos del 11 al 18, (Armadura de Dios). Y así obtendrá la protección de nuestro Creador.

LA IRA

LA EMOCIÓN MÁS NOCIVA PARA LA SALUD FÍSICA Y MENTAL
LA IRA

Según el Diccionario de la Lengua Española, ira significa: “La pasión que mueve a indignación y enojo, deseo, venganza”. Desde el punto de vista emocional, es una “agitación y trastorno de la mente que nos lleva a un estado mental vehemente y excitado”. Dentro de la familia de la ira se encuentra la cólera, la violencia, la furia, el resentimiento, la irritabilidad, la hostilidad, el fastidio, el ultraje, etc.
Recientes estudios médicos demuestran que esta emoción es la que más daño causa a una persona. La razón es que actúa negativamente sobre un órgano interno fundamental para la vida humana como es el corazón. Incluso, se ha demostrado científicamente que si una persona sufre del corazón y tiene la tendencia a estar furioso, si persevera en ello, duplica el riesgo de una muerte por paro cardiaco.
En nuestra vida diaria, muchas veces se nos presentan circunstancias que nos causan ira. Y estas circunstancias, injustas hacia nuestras personas, nos llevan a estallar en una emoción incontrolable.
El doctor Zillman, quien ha realizado varios estudios sobre la ira, sostiene que esta es una emoción creciente que subsigue a una sucesión de provocaciones; cada una de ellas dispara una reacción excitante que se va disipando poco a poco.
Asimismo, siempre según el doctor Zillman, cada pensamiento de ira o cólera que tengamos dispara más la ira y esta se va desarrollando en nuestra mente como una reacción en cadena que la va incrementando como una bola de nieve. En ese sentido, nos aconseja, como una fórmula para parar la ira, el atacar los pensamientos que la disparan, de tal manera que, mediante pensamientos positivos, puedas llegar a frenarla.
Hay que tener siempre presente que un mal manejo de la ira nos puede meter en grandes problemas (un accidente automovilístico, la ruptura de relaciones con un amigo e inclusive puede llegar a producir un infarto). Por tal razón, es necesario tomar conciencia de que hay que tener respeto a la ira, para así poder buscar diversas maneras de neutralizarla. La conveniencia de tener conciencia de la participación de la ira en nuestras vidas, cuando esta comienza a producirse, nos permite tener la habilidad para regularla desde sus inicios en nuestras mentes.
El doctor Maier, a su turno, señala que debemos ser personas concientes de nuestros humores, desde el momento en que los tenemos; asimismo de que somos capaces de superar el mal humor de manera inmediata. Si  llegamos a manejar la ira, ello nos permitirá ser personas equilibradas, independientes, poseer una buena salud psicológica, auto controlarnos, conocer nuestros límites. Todo ello nos hará ser totalmente distintos a aquellas personas en las cuales impera el mal humor. Ya que no pueden controlar su vida emocional, son inestables y volubles.
Pero existe un rasgo constitutivo de la ira del que pocos son concientes. La ira, según Wayne Dyer, “es una emoción inmovilizante en general y proviene del deseo de que el mundo y la gente sean diferentes”. Asimismo, señala que la ira es una elección y un hábito; una reacción aprendida ante la frustración, a resultas de la cual te comportas como preferirías no hacerlo. Es así como, cada vez que tenemos una ira profunda, perdemos el control de nuestras emociones y caemos en una locura temporal.
Como la ira es resultado de nuestros pensamientos, tenemos que evitar pensamientos que la impulsen. Hay que aprender a pensar de una manera diferente. Así por ejemplo, si en mi vida no salen bien las cosas como yo las había planificado, no consigo empleo y estoy buscando y no lo hallo, debo empezar a cultivar en mi mente pensamientos nuevos y positivos para evitar tener un estallido de ira y lamentarlo.
Una de las opciones saludables y positivas para enfrentar la ira es a través del poder sanador de la fe. Así, por ejemplo, si me considero víctima de alguna injusticia o vulgarmente hablando me “han jugado sucio” y ello me llena de odio, venganza y de resentimiento, en la palabra de Dios encontramos confortamiento: “No os venguéis vosotros mismos amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios, porque escrito está, mía es la venganza, yo pagaré dice el Señor”. (Rom 12, 19). Igualmente en Romanos 12, 21, nos señala: “Y no seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”.
Es evidente que la palabra de Dios es consoladora, pero para que ella obre se requiere tener fe.
En el Antiguo Testamento, el profeta Jeremías dice: “Yo Jehová que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras”. (Jer. 17, 10). De allí podremos comprobar que los sentimientos de odio y venganza no son los correctos para el ser humano y menos para un ser cristiano.
Wayne Dyer, ya antes citado, nos aconseja algunas técnicas para no caer en la ira. La clave es pensar de forma diferente para no crear la furia dentro de nosotros.

De todo lo antes mencionado, podemos observar que en nuestra mente existen dos lobos: uno lleno de ira, odio, deseo de venganza; y otro lleno de amor, bondad, comprensión. Ganará el que más lo hayamos hecho crecer en nuestro interior, por  intermedio de pensamientos positivos o negativos.

LOS VALORES



VIGENCIA Y PROVECHO DE LLEVAR UNA VIDA CON VALORES

Según el Diccionario de La Lengua Española, valor “es la cualidad o conjunto de cualidades de una persona o cosa, en cuya virtud es apreciada”. Pero en la concepción cristiana: “Valores son destellos de un mismo esplendor, el de la verdad, que hace libre a los hombres y se hace justicia, libertad, fidelidad u honradez”. Y para ser más directo valor es la traducción cristiana del latín (vis).
Una vida sin valores, es una vida vacía, sin orden, sin respeto por sí mismo ni de Dios; sin un sentido; sin autocontrol; una vida llevada sólo por las apetencias y deseos personales, instintivos, irreflexivos.
En cambio, el ser humano que lleva a la práctica constante los valores de la autenticidad, responsabilidad, bondad, paz, solidaridad, agradecimiento, fidelidad, etc. puede percibir en su propia existencia un estado de felicidad y de bienestar. El hombre que actúa movido por valores es un hombre confiable, de orden, responsable de sus actos; comprende a su prójimo, no es voluble, sabe lo que quiere y lucha por el ideal de una vida mejor. Este, pues, es un hombre centrado, profundo, que no se deja alienar por la propaganda consumista o por las modas de otras realidades.
Los valores tienen una característica importantísima y es que no se imponen sino que atraen por sí mismos. Así, por ejemplo, el valor de la responsabilidad nos indica que uno debe ser responsable cuando tiene conciencia de su vida, la misma que debe conducirse de una manera ordenada y sobria, con sensatez y cordura. Esta es realizada no para agradar a los demás sino por la convicción de que la responsabilidad es una meta en el hombre de bien.
El hombre que tiene valores logra conseguir la paz interior y experimenta el gozo y la dicha de tener una razón por la cual existir. Realiza, asimismo, su propósito en la vida o lucha por ello. Todo esto, da al hombre la fortaleza espiritual necesaria para alcanzar sus metas y concretar sus proyectos personales.
A continuación, para una mejor ilustración, estudiaremos algunos de los valores más importantes en la vida del ser humano.




La paz

Proviene del término latino pax”, el mismo que da origen a términos como “pacificar”, “pacifismo”, “apaciguar”.
La puede ser de dos tipos: interior o exterior. La primera, es el resultado de llevar una vida con valores, orden, sobriedad, corrección, serenidad. No puede haber paz interior si la persona movida por sus instintos puramente carnales. El hombre que tiene paz interior resuelve los problemas diarios de la vida con mayor ecuanimidad, mesura, ponderación racionalidad y espiritualidad, y afronta de la mejor manera su existencia.
El doctor Gustavo Villapalos, respecto a la paz exterior, sostiene que “donde hay ausencia de conflictos, se crean ámbitos de concordia, de tramas de vínculos, de relaciones cálidas, que crean un clima de confianza, en el que es posible fundar toda suerte de encuentros y  desarrollar así la propia personalidad”. Los pueblos que viven en paz exterior se desarrollan mejor y crecen material y espiritualmente.
En América Latina, Costa Rica no tiene ejércitos y destina una cantidad considerable de recursos económicos del presupuesto al sector educación, promoviendo el respeto a los valores y a la dignidad del hombre. En la sociedad costarricense, la vida no será perfecta, pero es más llevadera, por cuanto existe un clima de paz, que hace que el hombre pueda desarrollar y liberar sus potencialidades en los distintos campos de la ciencia.

La solidaridad

Es otro valor importante a tomar en cuenta. La palabra “solidaridad” procede de la voz latina “solidus”¸ que designaba una moneda de oro sólido, consolidada, no variable. De esta palabra se derivan los términos de “soldada”, “soldado”, “soldar”, “solidez”; y, a mediados del siglo XIX, aparece la palabra “solidario” y “solidaridad”. Así, cuando en una sociedad hay unión e integración, es decir, hay una estructura sólida, dinámica, como resultado de la vinculación solidaria de sus integrantes, los pueblos se desarrollan más, existiendo una mayor conciencia cívica que genera un clima más vivible, en el que el hombre puede desarrollar sus dones y talentos.
La palabra solidaridad implica generosidad, desprendimiento, espíritu de cooperación y participación. En la práctica, el valor de la solidaridad ayuda a desarrollar al ser humano y a la sociedad que la práctica   permanentemente. De esta manera, una sociedad integrada y solidaria, coopera ayudando a los miembros desprotegidos de esta, a conseguir su bienestar y desarrollo. Ello  genera un clima propicio para el desarrollo de toda la sociedad.
 En la historia de la humanidad podemos apreciar que países como EE.UU., Alemania, Japón, Suecia y China, entre otros, han alcanzado un elevado desarrollo, teniendo como pilar y base la solidaridad entre la gente de sus propios pueblos.

La responsabilidad

Esta palabra procede de la voz latina “respondere” (responder). Está vinculada, en su raíz, con los términos “corresponder”, “correspondencia”, “corresponsable”. De allí se desprende que ser responsable es responder a la llamada de los valores que piden ser realizados. El hombre es libre cuando puede gobernarse a sí mismo y domina sus instintos y bajas pasiones. Solo a través de la responsabilidad es que se puede conseguir ese gobierno.
Para el doctor Gustavo Villapalos ya antes aludido, “el ser responsable es tomar las riendas de nuestra vida y responder de la marcha de la misma, de su sentido o de su sinsentido, de sus logros o de sus fallos”.
Así, un hombre responsable puede sacar adelante a su familia trabajando para su sustento, educando a sus hijos, comprendiéndolos y entendiéndolos, tanto a ellos como a su esposa, y estando dispuesto, responsablemente, a sacar la cara por ellos.
En realidad, la responsabilidad tiene su base en el respeto de los valores. Así, por ejemplo, si yo me porto bien porque mi padre me lo dice sólo soy obediente; pero cuando pienso y tomo conciencia, en mí ser, de que actuar y portarme bien es lo correcto, en ese momento soy responsable. Ser responsable no consiste sólo en cumplir los deberes sino en adoptar una disposición de pensamiento positivo constante, responder al llamado de los valores en cualquier momento de nuestras vidas.

La autenticidad

La palabra autenticidad, procede de la voz griega “auténticos” (el que tiene autoridad): Esta deriva de la palabra authentes”, que significa ‘dueño absoluto’. Es así como los doctores Gustavo Villapalos y Alfonso López Quintas, nos señalan “que el hombre auténtico tiene las riendas de su ser, posee iniciativa y no nos falla, sino que es coherente y nos enriquece con su modo de ser estable y sincero”. Por ello, quien logra un equilibrio interno puede convertirse en un hombre productivo, poseyendo el autodominio y el autocontrol que necesita para gobernarse.
Un hombre auténtico, asimismo, tiene autoridad sobre su ser; es confiable, cuerdo, estable, racional, predecible en su buen comportamiento. Un hombre así, tiene paz en su interior y está capacitado para desarrollarse como persona, hace lo correcto, no es falso ni influenciable, no tiene doblez en su comportamiento, tiene identidad, es una persona que asume sus compromisos, es integro, leal, no juega sucio, es transparente, vive abierto generosamente a los demás, es un hombre que sabe lo quiere, no tiene miedo de ir hasta el final en la búsqueda de su razón de existir. Fiel a sí mismo y a Dios, se puede confiar en él.
Existe consenso en la humanidad para señalar a Jesucristo como el hombre más auténtico que ha existido sobre la tierra. Él vino al mundo para ser cordero de Dios y hacerse cargo de los pecados de la humanidad. Él, con su vida, sirve de camino a los demás seres para llegar al Padre. Jesucristo predicaba por medio de parábolas, de tal forma, que todos le entendieran. Su vida era ejemplar, tenía total dominio de sí mismo y dejó enseñanzas que han sido recopiladas en la Biblia. Estas sirven de luz y ejemplo de comportamiento para el hombre, de tal manera que este pueda alcanzar la salvación de su alma y, por ende, la vida eterna.
Además, hay algo importante de resaltar en la vida de Jesucristo: la promesa de la segunda venida, tal como consta en Juan, 14, 3.

Agradecimiento

El término “agradecimiento” proviene de la voz latina “gratus”, que significa ‘agradable’, ‘agradecido’; y de la palabra “gratum”, ‘agradecimiento’, la cual está unida en su raíz a “agradar”, “gratitud”, “gratuito”. Es en razón de esta etimología que Gustavo Villapalos nos dice: “Gratificamos a alguien por un servicio prestado para mostrar que nos agrada y estamos a la recíproca en la voluntad de ayuda”.
Para que exista agradecimiento debe haber una relación entre dos personas. En ella, una proporciona a la otra algo, de forma libre y desinteresada. Por su parte, la persona que recibe se encuentra agradecida, no por las cosas recibidas sino por la actitud positiva que ha motivado el acto en la otra persona.
Por ello, en la vida, debemos ser agradecidos a Dios por habernos dado la vida y gozar de salud. Asimismo, debemos agradecer a nuestros padres por habernos cuidado cuando éramos totalmente indefensos y luego habernos soportado durante nuestra crianza. Sin embargo, nuestros padres estuvieron allí, al lado nuestro, esperando con fe que nosotros emprendamos el buen camino.
Pero hay otra forma de agradecimiento más sublime y profunda: la gratitud para con Dios. Cuando una persona ha logrado salir de una cárcel espiritual que le hacía daño —como una adicción o una conducta autodestructiva— debe dar gracias a Dios, dando testimonio de vida, para que otros hombres que atraviesan el mismo problema puedan entender la palabra de Dios, de manera clara y directa.
De esta manera, “sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma y cubrirá multitud de pecados”. (Santiago 5, 20).

La fidelidad

Esta palabra procede de la voz latina “fides”, que significa ‘fe’. Está emparentada con la palabra “fidere”, ‘fiar’, de la que se deriva “confiar”, “confianza”, “confidente”. Así, pues, se es fiel a alguien a quien se  le ha prometido algo en virtud de la fe que se tiene en él por ser confiable.
El mantenerse fiel a algo o alguien constituye también el valor de la lealtad. El doctor Gustavo Villapalos manifiesta a este respecto: “El hombre leal es un hombre de ley, un ser que asume el deber de lo prometido y mantiene los ámbitos de juego que ha creado libremente”.
La fidelidad a Dios es vital en la vida del hombre y, por ello, según Mateo, Dios “recompensará a cada persona según lo que haya hecho”.
El crecimiento espiritual de fidelidad a Dios lleva a una lucha interna entre los deseos de la carne, sus pasiones y, de otro lado, los valores que posee el espíritu. De este modo, uno debe ser perseverante en su camino espiritual, manteniendo la oración y la fe: “Entrad por la puerta estrecha porque ancho y espacioso es el camino que lleva a la perdición y muchos son los que entran en ella. Porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida y pocos son los que la hayan”. (Mateo 7, 13 y 14)


La bondad

La palabra “bondad” viene de la palabra latina “bonitas”, que significa ‘bueno’. Se entiende pues que este valor es una inclinación a hacer el bien y que lleva a tener cierta apacibilidad de carácter y buen temple.
En palabras del doctor Villapalos “la bondad es una actitud de amabilidad, afabilidad, dadivosidad, comprensión y compasión”.
Por tanto, la persona que es bondadosa, hace el bien de manera tranquila y serena; crea a su alrededor paz y confianza; asimismo, tiende a darse con facilidad y espontaneidad, desinteresadamente; padece junto con las otras personas sus problemas y busca comprender la conducta de las demás, sin llegar a justificarlas. Por naturaleza es servicial y ayuda a su prójimo, llevando una vida llena de mucha paz interior, alegría y gozo espiritual.
En los últimos tiempos podemos apreciar a una serie de hombres públicos que han cambiado su vida, su manera de actuar, de pensar y han decidido apoyar cruzadas de bien, expresando públicamente su conversión al cristianismo. Entre ellos, apreciamos al famoso cantante Juan Luis Guerra, quien en una entrevista menciona : “ahora soy más feliz que antes y he hallado la paz que anteriormente no tenía”.
También, podemos mencionar otros valores que son igual de importantes como la justicia, la belleza, la amistad, etc.

El actuar del ser humano, acompañado de los valores, da sentido a su vida, permitiéndole conseguir la paz y el bienestar que ansia.